En automatización, la decisión entre sistemas neumáticos y eléctricos puede parecer trivial, pero puede tener un impacto significativo en el rendimiento global de una operación.
Esta distinción no es tan sencilla como parece, y una decisión equivocada puede dar lugar a una productividad deficiente o comprometer la seguridad.
Los fabricantes suelen pregonar eficiencias eléctricas superiores al 80%, mientras que el aire comprimido suele considerarse menos eficiente. Sin embargo, la experiencia operativa revela una variabilidad en la eficiencia de los sistemas eléctricos, especialmente durante las frecuentes operaciones cíclicas de la industria. Así pues, la elección entre neumática y eléctrica depende estrechamente de las características específicas de cada aplicación.
Las tareas de desplazamiento sencillas pueden beneficiarse de los sistemas eléctricos, pero para las operaciones que requieren un esfuerzo sostenido, la neumática puede resultar más eficaz. Criterios como el esfuerzo, la capacidad de carga, la velocidad, la aceleración, el tiempo de ciclo, la relación potencia/peso, la precisión, la rigidez del sistema, la seguridad y la robustez deben tenerse en cuenta antes de tomar una decisión definitiva.
Para las aplicaciones que requieren una carrera corta con una fuerza elevada y un mantenimiento prolongado bajo carga, la solución ideal sería optar por la tecnología neumática. Esto ofrece un rendimiento ventajoso en situaciones en las que es necesario mantener una fuerza significativa durante un periodo prolongado. En cambio, si la aplicación implica una carrera larga, poca fuerza de retención y corta duración bajo carga, la tecnología eléctrica puede ser más adecuada.
Es esencial conocer a fondo la aplicación. Hay que tener en cuenta diferentes parámetros antes de elegir la tecnología adecuada. Ya sea neumática o eléctrica, cada elección debe ajustarse a las necesidades específicas de la operación.
No existe una solución única para optimizar el rendimiento de los sistemas automatizados. Tanto la neumática como la eléctrica tienen su lugar, y la decisión debe basarse en un análisis exhaustivo de las necesidades específicas, como por ejemplo
Análisis de los requisitos de la aplicación: Evalúe las necesidades específicas de la aplicación, como la velocidad de funcionamiento, la precisión y la disponibilidad de aire comprimido o energía eléctrica, para determinar qué tipo de actuador es el más adecuado.
Fiabilidad y mantenimiento: Compare las características de fiabilidad y los requisitos de mantenimiento de los actuadores neumáticos y eléctricos para elegir el que ofrezca el mejor equilibrio entre rendimiento y costes de mantenimiento.
Limitaciones medioambientales: tenga en cuenta condiciones medioambientales como la presencia de humedad, polvo o temperaturas extremas para determinar la resistencia y durabilidad necesarias del actuador en cada caso.