Al utilizar una fuente de energía fácil de aplicar, los motores neumáticos (o motores de aire comprimido) representan alternativas flexibles y eficaces a las energías eléctricas e hidráulicas. Los motores neumáticos se adaptan perfectamente a un amplio abanico de aplicaciones industriales.
Quizá ya conoce usted algunas ventajas relativas a los motores neumáticos, pero vamos a descubrir juntos 10 características técnicas de un motor neumático que marcarán la diferencia ¡si aún no estaba convencido de sus puntos positivos!
Los motores neumáticos no requieren ningún sistema de control sofisticado. Es fácil de hacer variar el par o la velocidad de rotación limitando la presión de alimentación o limitando el flujo del escape.
Cuando la aplicación de un motor hidráulico requiere la instalación del recipiente de retención en caso de fuga, el aire comprimido no tiene ese imperativo. Las redes de aire comprimido están disponibles generalmente en los centros industriales, no es necesaria ninguna instalación complementaria.
El motor de aire comprimido presenta la característica de poder funcionar en toda la curva de par, desde la velocidad en vacío hasta la parada controlada, sin estropearse. Contrariamente al motor eléctrico, el motor neumático adapta la velocidad en función del par requerido. Los motores evolucionan según una curva de potencia propia a cada motor. La potencia máxima se alcanza al 50% aproximadamente de la velocidad libre.
A potencia igual un motor neumático es de 4 a 5 veces más pequeño y más ligero que un motor eléctrico. Por consiguiente, el motor se impone en numerosas aplicaciones móviles donde el espacio es limitado.
Algunas aplicaciones requieren un gran número de arranques, a veces a elevadas frecuencias. Este tipo de funcionamiento limita la utilización de los motores eléctricos que presentan picos de intensidad en el momento del arranque, o hidráulicos, puesto que el calentamiento de la red hidráulica representa un riesgo principal de mal funcionamiento e incendio. Como lo vimos anteriormente, los motores neumáticos pueden calar indefinidamente sin recalentamiento y sin daños.
Extremadamente robusto, el motor se enfría continuamente por la distensión del aire que lo alimenta, evitándole incluso recalentarse a elevada velocidad. De este modo, la mecánica de los motores neumáticos está protegida del aumento de la temperatura, lo que mejora la durabilidad de las piezas.
EL motor neumático es utilizable en ambos sentidos de rotación. A menudo reversible, su manejo puede hacerse fácilmente a distancia o por un joystick montado en el aparato. Los cambios de dirección pueden hacerse sobre la marcha sin pasar por una fase de parada, lo que optimiza el tiempo de ciclo.
El neumático no produce ni calor ni chispas lo que permite su utilización en medios explosivos. Así pues, permite evitar la presencia de una red de alimentación eléctrica en la zona ATEX. Los motores son fácilmente certificables ATEX, sin coste excesivo importante y pueden utilizarse en medios hostiles sin ningún riesgo de explosión.
La instalación, la utilización y el mantenimiento de un motor neumático es sencillo y seguro, y no requiere ninguna habilitación “eléctrica” por parte del operario.
Los motores de aire comprimido son muy robustos, duraderos y fáciles de mantener. Se han elaborado con materiales reciclables (aluminio, acero,…), es muy sencillo reciclarlos al final de su vida útil.
No temen ni la humedad, ni el polvo, ni el calor, ni los campos magnéticos, ni las radiaciones y no presentan ningún peligro de explosión.
Los motores pueden funcionar de -30 °C. a +150°C. Por consiguiente, su utilización se adapta a todas las situaciones y a todos los entornos.
En resumen, el neumático es una excelente alternativa a los motores eléctricos, tanto por su facilidad de utilización, por la seguridad que aportan, como por su robustez y su flexibilidad, y todo ello por un precio de coste global que sigue siendo competitivo.